El Salvataje Mileísta a las Empresas Capitalistas: Un Escudo Contra la Caída de la Tasa de Ganancia y la Capacidad Instalada

 



Por Raúl Valle


En un contexto silencioso y de turbulencias económicas, el gobierno de Javier Milei ha implementado medidas que actúan como un salvavidas para las grandes empresas capitalistas, enfrentando la erosión de la tasa de ganancia y la subutilización de la capacidad instalada. Los Procesos Preventivos de Crisis (PPC), un mecanismo administrativo para evitar despidos masivos o suspensiones, han visto un auge notable. Hasta octubre de este año, se han iniciado 143 casos, superando los 131 registrados en todo 2024 y marcando el nivel más alto desde 2019, cuando el país atravesaba una recesión y corrida cambiaria bajo la gestión anterior.

Este incremento del 211,9% respecto a 2023 refleja una respuesta proactiva a los desafíos estructurales del modelo económico mileísta. La estabilización macroeconómica, la desregulación y la apertura comercial han impulsado importaciones que compiten ferozmente con la producción nacional, erosionando la rentabilidad de sectores clave. La capacidad instalada en la industria manufacturera se sitúa en apenas 61,1% en septiembre, similar a los niveles de la pandemia en 2020, con caídas interanuales en metalurgia del 4,6% y un retroceso del 17,7% respecto a sus picos recientes. Sectores como autopartes y electrodomésticos enfrentan presiones, mientras que la construcción y manufacturas están entre 9% y 22% por debajo del promedio de 2023. La reapertura de empresas se agrupan al sector servicios e importadores en desmedro de las unidades productivas, tal cual, la orientación y la necesidad del nuevo plan colonial que firmaron hace unos días Milei y Trump.

Los PPC funcionan como un "colchón" administrativo, permitiendo negociaciones entre empresas, sindicatos y el Ministerio de Capital Humano para mitigar ajustes laborales. De los 131 casos de 2024, 27 lograron acuerdos, evitando desvinculaciones y preservando empleos. En lo que va de 2025, 13 ya han sido homologados, y el mecanismo ha incorporado al mercado laboral a más de 950.000 beneficiarios de programas como Volver al Trabajo. Esto contrasta con el primer trimestre de este año, donde cerraron 19.199 empresas y abrieron 16.902, resultando en una pérdida neta de 2.297 compañías, pero con un saldo positivo de 2.492 empleos, un giro respecto a los trimestres de 2024 marcados por destrucción neta de puestos.

En paralelo, el kirchnerismo emerge como un cómplice indirecto de estas crisis, al no haber abordado de manera efectiva las vulnerabilidades estructurales que ahora afloran. Durante el cuarto kirchnerismo, los PPC se mantuvieron bajos, entre 20 y 40 casos anuales, pero el enfoque en programas como el ATP durante la cuarentena por pandemia no logró prevenir cierres masivos ni recuperar la competitividad industrial. Esta inacción contribuyó a la acumulación de debilidades, como la dependencia de importaciones y la baja capacidad instalada, que el modelo mileísta heredó y ahora intenta corregir con apertura comercial y desregulación. Sin embargo, en realidad, esta estrategia ha exacerbado el monopolio, forzando a las empresas a recurrir a PPC para sobrevivir.

Esta dinámica ha erosionado el peso político del kirchnerismo entre los trabajadores. Tradicionalmente asociado con la protección laboral y el intervencionismo estatal, el kirchnerismo perdió terreno al no contener la inflación, la recesión y la desindustrialización durante sus mandatos. La caída del PBI en 2018 y 2019, con PPC llegando a 158 y 184 casos, expuso fallos en la gestión económica, alejando a los trabajadores que vieron en el peronismo kirchnerista una incapacidad para generar empleos estables y crecimiento sostenible.

Hoy, en un abierto apoyo de los gobernadores peronistas y una CGT en hielo, se supeditan a Milei, por ejemplo Cristina Kirchner se pronunció por la reforma laboral a los tiempos modernos, sólo sus bases o declaraciones testimoniales, pese que ya los salarios están a pique, el ingreso disponible de los hogares por debajo de niveles de 2023 y sectores como el consumo masivo estancados, los capitalistas buscan alternativas en un gobierno que, a través de PPC y programas de empleo, ofrece un salvavidas temporal, aunque a costa de ajustes estructurales que priorizan la eficiencia capitalista sobre la protección social tradicional. El kirchnerismo, cómplice de una economía vulnerable, ha visto diluirse su influencia, dejando espacio a narrativas de izquierda, pero que en la actualidad están distraídas en el marco democratizante y la peleas de aparatos. 

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