La Crisis del Peronismo y el Resurgimiento de la Izquierda: Un Análisis de la Política Argentina Contemporánea
Por Raúl Valle
El devenir dialéctico del capitalismo argentino ha llevado al peronismo, ese movimiento semibonapartista que históricamente funcionó como mediador entre la burguesía industrial y el proletariado, a su ocaso estructural. Incapaz de resolver las contradicciones inherentes a la acumulación capitalista, este fenómeno político requiere una inevitable superación hacia la lucha de clases.
El proceso de erosión cuantitativa y cualitativa del peronismo se evidencia claramente en sus resultados electorales desde 2015 que perdió millones de votos y su adherencia en los sindicatos. Cuando Mauricio Macri derrotó a Daniel Scioli con 51,4% contra 37,1%, se marcó el inicio de un declive sostenido. El peronismo perdió hegemonía legislativa en 2017 con la mayoría de Cambiemos, logró una recuperación temporal en 2019 con Alberto Fernández obteniendo 48,1% frente al 40,4% de Macri, pero nuevamente cayó en 2021 a 42% en las elecciones legislativas. El punto más crítico llegó en 2023 con Sergio Massa, quien obtuvo apenas 36,7% en las PASO y 44,3% en las generales, mientras Javier Milei alcanzó el 55,7%, capturando el 70% del voto joven menor de 30 años. A la par del aumento del abstencionismo electoral y el voto en blanco de las bases peronistas, la clave histórica no está en este sentido, sino en la crisis institucional, fortalecimiento del ejecutivo, con un parlamento como florero, y la complicidad peronista con Milei, no lucha, no hacen huelgas, es total. Pensaban que todo pasa y nadie se iba a dar cuenta.
Estos resultados reflejan una crisis de reproducción social profunda, donde la inflación superó el 140% anual y la pobreza alcanzó el 40% bajo administraciones peronistas, según datos y análisis de Poliarquía.
La Traición Histórica del Peronismo a su propia base
Este declive no constituye mera contingencia, sino el producto lógico de la conciliación de clases que el peronismo practicó sistemáticamente. Su alianza con la burguesía para perpetuar la explotación se manifestó en las privatizaciones menemistas y los ajustes fernandistas. Hoy, ante el avance de Milei y la subordinación al imperialismo yanqui, el gobierno neoliberal se encamina hacia una crisis capitalista y la configuración de un narcoestado.
Las políticas de desregulación facilitan el lavado de capitales y el tráfico de drogas, exacerbando la violencia urbana y la corrupción sistémica. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) documenta cómo las políticas de austeridad se vinculan con el auge del narcotráfico en economías periféricas como la argentina, configurando un resultado internacional de crisis, guerras y revoluciones.
Lecciones del Pasado: El Partido Obrero y sus Contradicciones
En sus inicios electorales, el crecimiento de Altamira-Partido Obrero (PO) despertó expectativas importantes. Superaba en votos al Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) de ese momento, integrado por Izquierda Socialista y el PTS. El MST avanzaba en Córdoba y provincia de Buenos Aires, criticando ferozmente y logrando importantes avances, pero posteriormente realizaría una voltereta para integrarse, como todo camaleón proveniente de un frente burgués como el de Pino Solanas, Juez y Carrió.
En las elecciones legislativas de octubre de 2000, cuando el PO de Argentina logró su primera diputación, el contexto estaba marcado por una profunda crisis económica y social. La hiperinflación, el desempleo masivo impulsaron protestas y luchas obreras en el norte del Gran Buenos Aires, Rosario y Salta. Los piquetes y cortes de ruta, liderados por el movimiento piquetero, demandaban trabajo y subsidios contra la pobreza extrema.
El PO, con su enfoque trotskista de defensa de los trabajadores y oposición al neoliberalismo, obtuvo alrededor del 1-2% de los votos nacionales, logrando su primera representación parlamentaria con un diputado en el Congreso. Este éxito capitalizó el descontento popular contra el gobierno de Fernando de la Rúa y la Alianza, en medio de conflictos como los cacerolazos y saqueos que culminaron en la renuncia presidencial de diciembre de 2001.
La División de 2017: Crisis Democratizante
Este éxito inicial sentó bases para su expansión, aunque aún era marginal frente a fuerzas como el peronismo. Sin embargo, por falta de un programa claro en 2017, el PO se dividió en una crisis democratizante.
El ala de Solano profundizaría su crisis por el seguidismo al centrismo del PTS y posteriormente al peronismo traidor a su base. Llegó a presentar la consigna conciliadora "Mendoza que trabaja", que llevó a la ruina a Altamira en su lucha faccional con el PTS por dirigir el FIT y evitar el compartir espacios. En octubre de 2023, Solano entraría en otra crisis tras votar leyes sionistas en la Legislatura y su falta de revocabilidad, no llegando a legislador nuevamente en CABA en 2025. Esto se reflejó en la pérdida de la renta estatal, su objetivo que se pretendía crónico, quedando fuera del parlamento por su propia fuerza, únicamente para rotar.
El ala de Altamira, por su parte, enfrentó limitaciones importantes: sin una caracterización adecuada de la guerra Ucrania-Rusia, mantuvo una postura neutral, e incluso confundió la posición de Putin respecto a la soberanía rusa. También mantuvo la ilusión de solucionar las diferencias políticas mediante elecciones, lo que resultó fallido, especialmente en Salta, donde dilapidó una base de luchadores al presentar un policía-abogado como candidato. Este candidato había defendido represores de una comisaria pero era presentado como defensor de derechos humanos por haber cursado materias de "género y derechos humanos". Nunca se recuperaron de este error político electoral y estratégico.
La Construcción del FITU: Unificación y Desafíos
La conformación del Frente de Izquierda y de los Trabajadores - Unidad (FITU) en 2011 respondió a la necesidad de unificar partidos trotskistas como el PO, el PTS e Izquierda Socialista, con la posterior inclusión del MST. Su objetivo era competir electoralmente y representar a trabajadores y sectores populares en un período de conflictos sociales recurrentes, como las huelgas docentes de 2012-2013 por salarios y condiciones laborales, y las protestas contra el ajuste fiscal del kirchnerismo.
El FITU debutó en 2013, obteniendo 3% de los votos y representación en el Congreso, mientras participaba en movilizaciones contra la violencia institucional y la desigualdad, como el caso de Santiago Maldonado en 2017, que generó masivas protestas por justicia.
Crecimiento y Limitaciones
Hasta ahora, el FITU ha logrado un crecimiento moderado, alcanzando picos de 4,2% en 2017 y 2,7% en 2023, 15% Salta, 14% Jujuy y ahora 9% en CABA 2025 obteniendo diputados y senadores que han impulsado leyes sobre derechos laborales y género. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos por divisiones internas y seguidismo al kirchnerismo.
Durante este período, ha estado presente en conflictos obreros y sociales clave, como las huelgas en salud y transporte durante la pandemia de COVID-19 (2020-2021), las protestas contra el acuerdo con el FMI en 2018-2025, el movimiento feminista #NiUnaMenos desde 2015 contra la violencia de género, y las movilizaciones ambientales en Vaca Muerta por explotación petrolera, las luchas actuales en Jubilados, Salud y tercerizados de la UOM, además de luchas por paros nacionales por inflación y despidos en sectores como la educación y la industria donde ha pasado a ser protagonistas y porque el peronismo se ha borrado de las luchas y apenas ha pasado ser un "jingle".
La Agonía Peronista y el Vacío Político
El peronismo sufrió una notable caída en las recientes elecciones, con Fuerza Patria obteniendo menos del 30% en Buenos Aires y perdiendo terreno en distritos claves a nivel nacional. Esta evidencia de fragmentación interna y desgaste tras años de gobierno y de una falsa oposición a Milei permitió al FITU capitalizar el voto anti-sistema en un escenario de polarización entre Milei y el establishment.
Según datos preliminares del Ministerio del Interior, estos resultados posicionan al FITU como una fuerza emergente en la oposición de izquierda, con proyecciones positivas para las elecciones nacionales de 2027, aunque lejano ya que se instala la huelga general, que seguramente los aparatos del FITU no convoquen dado el viejo argumento que no están maduras las condiciones o el relajo de ¿Quién la convoque?
La Alternativa Emergente: Comités de Base y Democracia Proletaria
Ante este vacío político, una alternativa genuina emerge desde los comités de base del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), que los aparatos del PTS y el PO niegan sistemáticamente. Estas estructuras horizontales de democracia proletaria molestan al aparato burocrático tradicional.
Desde su 1,4% en 2011, han escalado, pasando a un 15% en el Norte y hasta este 9% en CABA en 2025, demostrando en fábricas como Zanón y fábricas recuperadas la viabilidad de la autogestión obrera contra la plusvalía capitalista. Con la posibilidad de integrar comisiones internas y combativas de la CGT y CTA, estos núcleos de resistencia sindical que luchan contra la burocracia traidora tienen el potencial, como en paros y por la Huelga General. Y una alternativa de poder que construya un partido de trabajadores y recupere los sindicatos para las trabajadoras y trabajadores, y abrir una nueva etapa que ponga la propiedad privada patronal y capitalista en las manos del trabajo y dirigida por los trabajadores y no para las garras de la especulación y el narcotráfico.

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