Último momento. Cae la ultracasta de Milei
La renuncia precipitada de Gerardo Werthein como canciller de Javier Milei no es un hecho aislado, sino la confirmación de que el gobierno libertario es un instrumento al servicio de la ultracasta y los ultrarricos, quienes manipulan el poder desde las sombras para perpetuar su dominio sobre la clase obrera y los sectores populares. Werthein, un representante de la elite financiera y diplomática, encarnaba esa casta corrupta que Milei prometió combatir, pero que en realidad alimenta con privilegios y prebendas.
Milei, en su afán por imponer un ajuste salvaje que beneficia a los grandes capitalistas y al imperialismo yanqui, ha convertido su administración en un refugio para la ultracasta. La salida de Werthein, ocurrida en medio de un escándalo por traslados masivos de diplomáticos que costaron millones en dólares públicos, revela la podredumbre interna de un gobierno que prioriza los intereses de los poderosos sobre el bienestar nacional. Werthein, antes de irse, firmó resoluciones para mover a 83 funcionarios diplomáticos, un acto de nepotismo que garantiza puestos cómodos para sus allegados, mientras el pueblo sufre la crisis económica y la devaluación del peso.
Este episodio se enmarca en el contexto de las elecciones legislativas, donde Milei busca legitimar su agenda de guerra contra los trabajadores, incluyendo la reforma laboral y el desmantelamiento del Estado. La ultracasta, representada por figuras como Werthein, Caputo y Francos, opera como ariete para imponer el consenso patronal, negociando con el imperialismo estadounidense –como lo demuestran las negociaciones de Caputo con Bessent para expandir el acceso al uranio argentino– y silenciando cualquier disidencia. El peronismo, lejos de oponerse, juega su papel traidor al criticar superficialmente, como hizo Taiana, pero sin movilizar a la clase obrera contra este saqueo.
La CGT y la CTA, burocracias al servicio de la ultracasta, se preparan para negociar migajas en lugar de luchar, confirmando que el movimiento obrero está regimentado para no amenazar el poder de los ricos. Solo una ruptura independiente de los trabajadores, organizada fuera de estas estructuras corruptas, podrá enfrentar a este gobierno de los ultraricos y la ultracasta, abriendo el camino hacia una sociedad justa y socialista. El rescate de Werthein y sus pares es un símbolo de la complicidad que mantiene el statu quo opresivo. Vota criticanente a Política Obrera, y donde no se presente, también críticamente al Fitu.

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