Te explico la crisis.
Por Raúl Valle
Te explico la crisis. Las próximas elecciones de octubre están en duda, ya que se desarrollan tras una crisis capitalista que impone una salida pagada por los trabajadores.
La alternancia electoral con el peronismo es el juego del sistema para grandes negocios financieros y el saqueo. El dominio del estado burgués por parte de libertarios y peronistas es la herramienta para los negocios cambiarios y financieros.
Quién puso bien claro en caracterizar la crisis fue Rosa Luxemburgo cuando dijo: “La crisis no es un accidente, es el funcionamiento normal del capitalismo en decadencia".
Los políticos del sistema gobiernan para la élite, la casta financiera y la capitalista. Pero para mantener la acumulación de capital tienen límites materiales (reservas internacionales) y políticas, aunque en ese dominio del comando capitalista necesita refrendar por elecciones, amenaza con decretos y represión. Y deliberadamente desatan la crisis sobre la clase obrera, es lineal, determinista e indiscutible.
A finales de julio, Milei y su equipo negaban de forma tajante la posibilidad de intervención estatal en el mercado cambiario. Sin embargo, en las últimas semanas se observó una depreciación sostenida del peso, que erosionó el relato libertario.
El tipo de cambio se movió en torno a 1.385 pesos por dólar, y pasó a 1420 pesos, con una vulnerabilidad creciente ante shocks externos y de confianza, y con la posibilidad de que el peso no sólo pierda terreno frente al dólar, sino que arrastre consigo las expectativas de inflación y el costo de la deuda.
Últimamente el gobierno de Milei ha gastado 200 millones de dólares en intervenciones cambiarias para contener el dólar oficial cerca del "piso de las bandas". Sin embargo, el Tesoro solo cuenta con U$S $200 millones restantes tras pagar U$S $900 millones en deuda externa, revelando la dependencia del Estado argentino de las reservas internacionales, un mecanismo típico del imperialismo financiero que somete a los países dependientes a la lógica del capital especulativo.
El "techo de la banda" (U$S1.470) es presentado como un "límite técnico", pero en realidad es un mecanismo de control social, para los exportadores agroindustriales, liquidan dólares al tipo de cambio oficial para maximizar ganancias, mientras el Estado usa reservas para evitar que el dólar se dispare.
Para los trabajadores, la "estabilidad" del dólar oficial oculta la devaluación real del peso, ya que la inflación del 1,9% en agosto es un dato engañoso, ya que los precios de alimentos y servicios siguen erosionando el salario. A esto nos referimos con la inflación falsa.
Con el Tesoro "seco", porque se queda sin reservas, el BCRA tiene U$S 18.000-20.000 millones en reservas, pero su intervención está condicionada a que el dólar toque el "techo", mostrando la subordinación del BCRA a los intereses del capital financiero, que solo actúa cuando la crisis amenaza la rentabilidad de los especuladores, no para proteger el salario.
El gobierno niega cambios en la política cambiaria tras la derrota electoral en Buenos Aires, lo que refleja el electoralismo burgués, busca mantener la apariencia de estabilidad para evitar que la crisis se profundice antes de octubre, pero no puede evitar la contradicción, sin reservas, el dólar se disparará, y con él, la inflación. De fondo el sistema productivo está quebrado, no se exporta, no ingresan divisas.
Es importante saber que el gobierno dice manejar la inflación, los periodistas de la televisión agitan estas fakes news.
Según la comunicación publicada por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, el Tesoro comenzó a participar en el mercado cambiario desde aproximadamente el 20 de agosto, para frenar la caída del peso. Esto significó una salida de aproximadamente U$S 300 millones en ese periodo, una operación que, si bien logró una primera apreciación, no reparó el tramo descendente con la misma fuerza que una política de mayor envergadura. En ese momento, las reservas netas del Banco Central eran negativas, lo que implica que estas ventas de dólares no estaban respaldadas por reservas netas positivas, y que, por tanto, el movimiento se realizaba más bien para contener el declive del tipo de cambio que para acumular reservas de manera sostenible.
Para los trabajadores, esto implica devaluación y ajuste, si el dólar supera la banda, el gobierno aplicará un ajuste monetario (suba de tasas de interés, recortes en gasto público) para "calmar a los mercados", descargando la crisis sobre salarios y jubilaciones.
Un salto del dólar oficial impactará en precios de medicamentos, combustible y alimentos, profundizando aún más la pobreza. Es importante ver que la lucha por la tasa de interés que el gobierno eleva ya a más de 55% y una tasa de interés real más baja que pide el mercado en sus propias contradicciones, busca desvalorizar el salario real, facilitando a la burguesía apropiarse de plusvalía.
En Wall Street, los bonos y las acciones argentinas mostraron caídas iniciales tras el anuncio y la novedad de la intervención. En el plano político, el oficialismo sostuvo que la inestabilidad era atribuible a la proximidad de las elecciones. Pero como no va a superar la contienda, las aguas vendrán turbias.
El FITU está concentrado en las próximas elecciones de octubre y no sabe caracterizar está crisis, por un lado por su crisis teórica y por otro, por sus expectativas parlamentarias.
La crisis cambiaria no es un "deslizamiento técnico", sino la expresión de la crisis del capitalismo argentino, que solo puede sostenerse expoliando a la clase obrera.
La "estabilidad" del dólar es un mito que oculta el ajuste permanente. Los trabajadores deben organizarse para rechazar cualquier intento de descargar la crisis sobre sus hombros.
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