¿Puede Trump salvar a Milei?


Por Raúl Valle


En 2025, varios estados de EEUU enfrentan una crisis financiera profunda, con crisis millonarias derivados de las pensiones, gastos crecientes y una base impositiva debilitada. Pero de fondo y sobre todo con el record mundial de deuda externa. Estados como California, Texas Detroit, San Francisco e Illinois acumulan deudas que superan los cientos de miles de millones de dólares, lo que genera presiones fiscales, recortes en servicios públicos y una creciente incertidumbre económica a nivel estatal.

Ante este panorama, el gobierno de Javier Milei atraviesa una situación económica crítica marcada por una fuerte depreciación del peso, alta inflación y una caída significativa en la producción industrial y agrícola. La deuda externa argentina supera los 400.000 millones de dólares, con vencimientos inmediatos que presionan las reservas internacionales y limitan la capacidad del Estado para financiarse. Milei ha implementado medidas como la eliminación temporal de impuestos al agro para incentivar la liquidación de divisas, mientras negocia un rescate financiero con Estados Unidos para estabilizar la economía.

Donald Trump, desde su influencia política y contactos en el gobierno estadounidense, apoyará a Milei mediante un paquete financiero que podría incluir préstamos directos a tasas usurarias, compra de bonos argentinos y mecanismos de intercambio monetario. 

Este apoyo tiene como objetivo tirar la crisis para adelante, y en el camino hacer más negocios con el hambre de los trabajadores. Deben  estabilizar el peso, calmar los mercados y evitar que Argentina se incline aún más hacia la influencia china en la región. 

A pesar de la crisis económica interna de EE.UU., esta intervención responde a intereses geopolíticos para mantener la hegemonía estadounidense en Latinoamérica y contrarrestar la expansión de China, que ha invertido miles de millones en infraestructura y recursos naturales en la región.

La crisis fiscal de los estados estadounidenses limita la capacidad interna de EE.UU., pero no impide que, a través de figuras como Trump, se busque un rescate estratégico a Argentina para preservar su alineamiento político y económico, mientras se enfrenta la compleja realidad económica que Milei debe gestionar en su país. 

En un panorama global marcado por tensiones económicas y geopolíticas, Estados Unidos lidia con desafíos fiscales en sus estados, mientras Argentina bajo el liderazgo de Javier Milei enfrenta una tormenta perfecta de inestabilidad monetaria y productiva. A nivel estatal en EE.UU., la mayoría de los 50 estados experimentan presiones presupuestarias, pero los más afectados por dificultades financieras incluyen a Nueva York con un déficit de 15 mil millones de dólares impulsado por costos en salud y transporte; Florida, con 12 mil millones en obligaciones por huracanes y turismo volátil; y Massachusetts, que acumula 8 mil millones en pensiones insuficientes. Otros como Ohio sufren 10 mil millones por declive manufacturero, mientras que estados como Washington y Colorado ven crecientes deudas por inversiones en tecnología y energías renovables que no rinden frutos inmediatos.

En general, factores como el envejecimiento poblacional, recortes federales y desigualdades regionales agravan estas vulnerabilidades, con solo estados como Wyoming y Dakota del Norte manteniendo superávits gracias a recursos energéticos, aunque incluso ellos enfrentan riesgos por volatilidad en commodities.

La crisis económica del gobierno de Milei se ha intensificado en 2025, con una depreciación acelerada del peso que obliga al Banco Central a quemar reservas para defender el tipo de cambio, sumado a una inflación que roza el 200% anual y una recesión que ha contraído el PIB en un 4% interanual. Las medidas de ajuste fiscal, como recortes en subsidios y desregulaciones, han generado protestas sociales y una pérdida de apoyo político tras derrotas electorales locales, mientras la dependencia de exportaciones agropecuarias se ve amenazada por sequías y barreras comerciales. Además, la deuda externa, que incluye compromisos con bonistas privados y organismos multilaterales, genera un círculo vicioso de refinanciamiento costosos, limitando la inversión en infraestructura y exacerbando la pobreza que afecta al 45% de la población.

En este escenario, surge la interrogante de cómo Donald Trump, con una economía estadounidense en crisis por déficits federales y tensiones comerciales, podría socorrer efectivamente a Milei, ¿Podría impulsar un rescate condicionado a alianzas anti-chinas, como swaps de divisas o compras de deuda, sin agravar las fisuras internas de EE.UU., o esto solo profundizaría la dependencia mutua en un contexto de declive global? 

Esta dinámica resalta la interconexión entre crisis locales y estrategias internacionales, donde el apoyo de Trump a Milei no solo busca estabilizar Argentina, sino preservar la influencia estadounidense en un hemisferio cada vez más disputado, aunque a costa de riesgos de guerras y revolución que romperán los equilibrios inestables de poder en las Américas y pueden poner en pie a la clase obrera.



raulvallemore@gmail.com

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