El rescate estatal de Trump a Milei
Por Raúl Valle
En los últimos días, el gobierno de Javier Milei ha anunciado un supuesto “rescate” financiero respaldado por Estados Unidos, generando expectativas sobre una inyección de dólares que ayudaría a estabilizar la economía argentina. Sin embargo, al analizar con detalle, queda claro que no se trata de un desembolso directo de dinero fresco, sino de un mecanismo financiero conocido como “swap” entre bancos centrales.
Un swap es un acuerdo entre dos bancos centrales para intercambiar monedas por un período determinado, lo que permite a un país acceder temporalmente a divisas extranjeras sin que haya una transferencia inmediata de fondos. En el caso argentino, el swap con Estados Unidos significa que el Banco Central argentino puede obtener dólares del Banco Central estadounidense para fortalecer sus reservas y respaldar la estabilidad cambiaria, pero no implica que Estados Unidos entregue dinero en efectivo o financiamiento directo al Tesoro argentino.
Es una herramienta que podría mejorar la liquidez y la confianza en el mercado, pero no resuelve de fondo los problemas fiscales ni la falta de dólares en las arcas del Estado.
Este acuerdo de swap, que se espera se active después de las elecciones legislativas de octubre, está condicionado a que el oficialismo logre un resultado electoral que no sea una derrota aplastante. Las elecciones de medio término son para renovar senadores y diputados, y aunque no definen directamente la presidencia, sí marcan la capacidad del gobierno para gobernar y negociar con el Congreso.
Si el resultado electoral es adverso pero no catastrófico, el gobierno podría usar ese margen para negociar y recibir apoyo financiero internacional, incluyendo la activación o ampliación del swap con Estados Unidos, que implicaría, luego, la agravacion de la crisis. En cambio, si la derrota es contundente, la confianza de los mercados y de los organismos internacionales se desplomaría, y el “rescate” o apoyo financiero sería mucho más difícil, si no imposible, de concretar.
En este contexto, Javier Milei enfrenta una serie de problemas económicos y políticos que se acumulan. La inflación sigue fuera de control, aumentó el transporte y los alimentos, los salarios reales continúan cayendo, y las reservas internacionales del Banco Central son insuficientes para contener la presión sobre el dólar. La reinstauración de restricciones cambiarias (“nuevo cepo”) y la compra masiva de dólares por parte del Tesoro son medidas que buscan ganar tiempo, pero no solucionan los desequilibrios estructurales. Además, la incertidumbre política y la falta de respaldo legislativo complican la implementación de reformas económicas a lo "motosierra".
Si la derrota electoral es aplastante, el panorama se vuelve mucho más complicado y el acceso a financiamiento externo se restringirá aún más. Milei, por lo tanto, se encuentra en una situación delicada, enfrentando problemas económicos graves y una creciente presión política que condiciona su capacidad para estabilizar la economía y asegurar el respaldo internacional.
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